
OSVALDO HERNÁNDEZ: “QUIERO GOZAR LA LUZ QUE ME QUEDA"
A sus 68 años y con el 20% de visión en el ojo izquierdo, Osvaldo se propuso disfrutar la vida. Hace tan solo unos años pudo comprarse la cámara que siempre había querido para cumplir una de sus más anheladas fantasías: ser fotógrafo.
Osvaldo sufre de glaucoma desde que era pequeño. Cuando tenía tan solo un año y cuatro meses, fue operado y no volvió a tener dificultades hasta los 40, cuando, debido a su enfermedad, perdió la visión total de su ojo derecho.
Es una enfermedad lenta y progresiva, que en los últimos 20 años ha disminuido la capacidad visual de Osvaldo hasta alcanzar un 20%. Para evitar el avance progresivo de la condición utiliza gotas diez veces al día y espera con convicción no llegar a la pérdida total de su visión.
Hace aproximadamente cuatro años Osvaldo llegó a la Corporación para Ciegos en busca de talleres que lo motivaran y donde pudiera adquirir nuevos conocimientos que lo ayudaran en la vida diaria. Además de encontrarse con su pasión, la fotografía y de ser parte del curso de computación, Osvaldo destaca el valor que han añadido los otros usuarios a su vida.
Cuando se presentó la oportunidad de entrar al Taller de Fotografía para personas con discapacidad visual en la Corporación para Ciegos, Osvaldo no lo dudó.
¿Cómo definirías lo que has aprendido en la Corporación para Ciegos?
Lo más valioso, que incluso supera el aprendizaje en los talleres, ha sido el contacto con otras personas ciegas. Siempre anhelé conocer a otros como yo y nunca pude acercarme a nadie. Hasta que llegué a la Corporación y conocí a otros usuarios. Me encantó ver cómo muchos hacen tantas cosas. Es inspirador como algunas personas superan su discapacidad y viven una vida activa, con movimiento y libertad. De ellos aprendí que quiero gozar la luz que me queda, que eso es lo más importante.
¿Cómo ha sido la experiencia en este taller?
Ha sido estupendo. No hay una clase en la que no aprenda algo. Puedo decir que le he sacado el jugo y he disfrutado en todas sus dimensiones el taller. Lo que más me gustó es la forma en la que he aprendido, en la que Elisa Verdejo, la profesora, nos ha enseñado. Cuando te enseñan con alma y con corazón, es mucho más fácil y entretenido aprender. Ahora puedo encontrar cosas que antes no imaginaba que podría fotografiar; los espacios tienen otro sentido.
¿Has pensado en utilizar la fotografía de manera profesional?
Si, de hecho de a poco me he ido comprando algunos implementos para mi cámara como un gran angular, un lente para retratos, un trípode y otras cosas, pensando en que puedo llevarlo más allá de un simple pasatiempo. De hecho, hace unos días acompañé a una amiga que necesitaba un fotógrafo para un ensayo de teatro. Eso me dejó muy contento porque me gusta hacer lo que me apasiona y ayudar al mismo tiempo. Igual no descarto la posibilidad de hacerlo profesionalmente más adelante y recibir remuneración por eso. Creo que sería bueno.